Las rotondas son un clásico en cuanto a puntos negros de tráfico se refiere: ¿Sabías que casi el 10% de los accidentes de tráfico con víctimas ocurren en glorietas? Seguro que el dato no te sorprende, y es que quien más y quien menos se ha visto envuelto en una situación delicada mientras circulaba por una de ellas.
Y es que hay rotondas de todo tipo: pequeñas, enormes, bien o mal señalizadas, con semáforos en su interior, con varios carriles, interurbanas o urbanas… por no hablar ya de las turbo-rotondas, que, si bien no proliferan mucho en nuestro país, sí son habituales en nuestros países vecinos (debéis tener en cuenta que este tipo de estructura viaria tiene un funcionamiento diferente de las rotondas habituales).
Lo cierto es que es habitual tener alguna que otra inseguridad al tomar una rotonda. Y es que es raro el momento en el que todos los vehículos que circulan por la misma se comportan adecuadamente, especialmente cuando hablamos de glorietas de varios carriles y gran afluencia.
Las normas básicas para circular en rotonda adecuadamente
Hay tres momentos críticos al circular en rotonda: el acceso, el desplazamiento por su interior, y la salida.
El respeto de la prioridad a la hora de acceder a la glorieta constituye una de las principales infracciones de circulación, según la DGT. No debemos olvidar que siempre tiene prioridad el vehículo que circula por su interior, por lo que debemos de mirar hacia nuestra izquierda y asegurarnos que no viene nadie o que obstaculicemos al que está circulando por el interior. Aunque parece muy obvio, seguro que os habéis visto afectados alguna vez por una situación así.
La circulación adecuada en el interior de la rotonda implica varias acciones:
– Acatar los límites de velocidad: circular a una velocidad superior a la recomendada supone el 8% de los siniestros en rotondas interurbanas. No es un gran porcentaje, cierto, pero sí es una práctica peligrosa. Las rotondas están diseñadas, de hecho, para circular a una velocidad comedida por su interior.
– Desplazarse por el carril inadecuado: este es uno de los fallos más comunes. Recordamos que, en nuestro país, en una rotonda se aplican las mismas normas de circulación que en el resto de las vías: es decir, en rotondas interurbanas se debe circular por el carril derecho, utilizando los interiores para adelantar y regresando, cuando sea posible, al derecho para continuar la circulación. En cuanto a la circulación por una rotonda dentro de una población, al igual que en el resto de vías urbanas, podremos usar el carril que mejor nos convenga.
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de respetar la distancia de seguridad y usar el intermitente también en los movimientos de carril dentro de las rotondas, al igual que para indicar al resto de conductores nuestra intención de abandonarla. Estas dos son otras infracciones habituales que ocurren dentro de las rotondas.
La salida de la rotonda, el clásico error
Otra infracción habitual, que además puede tomarse como conducción temeraria y costarnos no solo hasta 500€ de multa, sino la retirada de 6 puntos del carnet de conducir, es abandonar la rotonda desde un carril interior. Tanto en rotondas urbanas como en interurbanas, la salida de la misma debe realizarse desde el carril derecho.
Para recordar todo esto hay un truco: imaginarnos que la rotonda “se desenrosca” y verla como una vía recta. Si la vemos así, no se nos ocurriría tomar la salida a la derecha desde el carril de la izquierda, atravesando la calzada. De este modo nos será más fácil recordar la necesidad (y obligatoriedad) de utilizar el carril derecho de las rotondas para salir de ellas, así como respetar las distancias de seguridad, los límites de velocidad y el uso de intermitentes… como se debe hacer con normalidad.
Esperamos que estas claves os ayuden en vuestro día a día al volante.